Amigos Míos

No siempre se acierta. Como ya apuntamos en otro momento, la siguiente gamberrada del grupo que alumbró La gran comilona no estuvo a la altura de las expectativas y se quedó en una parodia superficial y tontorrona del mito del nacimiento de América. Ese mismo año, Ugo rodó un film con Monicelli que, aunque imagino de calidad, ni recuerdo. Su título es Apasionada (Romanzo popolare, 1974) y en ella compartió protagonismo con Ornella Muti, a cuya compañía pareció abonarse para el resto de su carrera. Sigue leyendo

Invitación A La Danza Opus 2

Apreciado señor:

Emil Cioran dejó escrito algo así como que lo que une al perfecto idiota y al gran hombre es la idéntica solemnidad que podemos observar en sus respectivos cadáveres. Y que eso es lo más difícil de soportar para un alma exquisita. Aunque también la más sonada lección de humildad que pueden darle a uno, añado yo.

Por suerte, de lo que se trata aún es de vivir.

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Elogio Del Individuo

Dedicado a Jaume Figueras y Octavi Martí, maestros y amigos.

Ver imagen originalOscar Wilde, faro literario y espiritual de quien esto escribe, supo sintetizar como pocos miles de verdades en innumerables sentencias breves que debieran alimentar la filosofía vital de todo bien nacido dotado de un mínimo instinto, una inteligencia preclara y un saludable sentido del humor. En una de ellas afirma que «el socialismo por sí mismo tendrá valor simplemente porque conducirá al individualismo«. Para él, el socialismo debía culminar en el libertarismo individualista. No cabe duda de que sus ideas progresistas aspiraban a una sola cosa: la plena emancipación del individuo, que sólo se realizará como tal en un contexto social, político y económico que le favorezca llegar a ser él mismo hasta las últimas consecuencias, tropezando sólo con los impedimentos realmente inevitables, que no son pocos, y además son, de por sí, lo bastante inclementes como para jorobarnos sin recato la vida. Sigue leyendo

1972. El Sueño Real

Abro los ojos. Estoy en la cama. Estoy despierto. Estoy solo. Me he apeado de mi sueño. Qué pena, con tanta gente aún por conocer, con todas esas personas a las que aún tengo tanto que agradecer. Me incorporo hasta quedarme sentado, con la espalda apoyada en un cuadrante. Me froto los ojos, el tiempo justo de despejarme un poco. Sonrío porque me siento relajado, muy a gusto. Bienvenido, día, si pretendes ser tan bello como mi sueño. Es entonces cuando, del cuarto de baño, surge Lauren Hutton. Sigue leyendo