Los Grandes Encuentros 7

DE REPENTE, DARREN ARONOFSKY

Hay momentos milagrosos en los que uno sale del cine consciente de que acaba de vivir un evento al que estaba predestinado. Algo que va más allá del gusto personal que se ha educado con la experiencia. O mejor dicho, que lo enriquece como una bendición y una condena, lo que son todas las verdaderas novedades que se te cruzan por el camino. De hecho, no se trata de gusto, ni tan siquiera de la calidad de la película que acaba de ver. Uno se ve irremisiblemente arrebatado por la película que anhelaba sin saberlo, sobre todo, porque se da cuenta de que la necesitaba. Sigue leyendo

20-N

Finales de los años 60. No tendría yo más de 6 años. Mi padre y su círculo de amigos charlaban animadamente de sus cosas en el salón de casa mientras degustaban sus respectivos whiskys, bebida que yo creía mítica ya que todos ellos le profesaban una veneración sin límites. Ajeno a sus chascarrillos andaba yo viendo el telediario sin entender qué le veían de interesante los adultos a ese plumbeo desfile de noticias incomprensibles e imágenes caprichosamente ensambladas de las que parecía depender la estabilidad de un mundo empeñado en ir a la guerra, asesinar a políticos y hablar del impoluto Real Madrid, cosas las tres especialmente desagradables cuando no aterradoras para mis tiernos ojos. Sigue leyendo

Carta Abierta A Jordi J.

Querido Jordi J.:

Nos conocemos desde hace más de medio siglo. Fuimos juntos al colegio y compartimos instantes fugaces de la infancia aunque nunca fuimos realmente amigos, tan sólo compañeros. Eso sí, nuestros reencuentros se ven y se verán siempre aureolados por la complicidad que conlleva haber compartido los secretos de la infancia y la pubertad, tan eternamente misteriosos que aún hoy, y espero que por siempre, no los hemos sabido descifrar del todo. Sigue leyendo

Segunda Carta Abierta A Albert Pla

Sr. Pla:

Si ha visto usted ¿Arde París? (Paris, brûle-t-il?, 1966) de René Clément, recordará sin duda la breve escena en la que Jean Louis Trintignant guía a unos jóvenes miembros de la resistencia hasta donde se supone que tiene escondidas unas armas que les acaba de vender. En realidad, Trintignant, un colaboracionista, los lleva a una encerrona en la que un pelotón  de soldados alemanes exterminan con sus metralletas al pobre grupo de bisoños resistentes. Finalizada la masacre, el pérfido colaboracionista exhibirá todo su cinismo con una mueca burlona y un cordial saludo de despido a los cadáveres. Sigue leyendo

Invitación A La Danza Opus 21

¿Recuerdan ustedes a Jane Austen, a Charles Dickens, a Henry James? ¿Recuerdan la lucha por la supervivencia de Oliver Twist y el enfrentamiento contra la hipocresía universal de David Copperfield, que nos fueron presentados de niños por George Cukor, David Lean y Carol Reed antes que por el propio Dickens? ¿Recuerdan a Olivia de Havilland y Bette Davis a las órdenes de Wiliam Wyler sufriendo por culpa de las opresivas convenciones de las sociedades (pre, in y post) victorianas que van de finales del siglo XVIII, atraviesan el XIX y se esfuman en los albores del XX para dar paso a Marcel Proust, Sigmund Freud, una Revolución y dos malditas Guerras Mundiales? Sigue leyendo

Todo Empezó En El Boulevard Des Capucines

Hace muy poco un lector aún no sé si amable, agresivo, visionario o desorientado me reprochó que por el hecho de poseer la nacionalidad francesa además de la española he debido siempre creer ser merecedor del trato que se le debe a un ser superior. No sé de dónde saca esta pintoresca opinión, teniendo en cuenta que no me conoce -si me conoce, cosa que prefiero sólo intuir a causa de la repentina aparición del tuteo en sus últimos mensajes, por favor no desvele usted su verdadera identidad, gracias- Sigue leyendo