*Publicado en Ataraxia Magazine el 26 de septiembre de 2021 con el título «La Discreta Gracia de Don Siegel»
UNO
La crítica de cine decidió en algún momento tildar de «meros artesanos» a aquellos cineastas que, sin ser malos, se limitaban a poner su oficio, pero no su genio o su creatividad, al servicio de la producción que estaban rodando. Lo cierto es que a menudo era ese un atajo intelectual y moral disfrazado de respetuosa (pero sobre todo hipócrita) benevolencia al que los cronistas recurrían para no llamar perezoso a un artista o «menor» a su obra y no parecer así unos elitistas perdonavidas, que es lo que en el fondo son la mayoría. Sigue leyendo